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“Que no te den campaña por gatoCER”

Han confluido tres circunstancias para que haya una explosión de proyectos que incluyen la esterilización de los gatos de la calle. Tanto en los medios de comunicación tradicionales, como a través de las redes sociales, asistimos a un auténtico boom que debemos saber manejar gracias a la formación. El trabajo incansable que las entidades gateras están realizando desde hace décadas a lo largo y ancho del territorio y, en muchos casos, sus buenos resultados es la primera circunstancia. El segundo evento es el anuncio de una subvención por parte de la Dirección General de Derechos de los Animales para los municipios para implantar el CER. Y el tercero deriva de la atropellada fantasía en la que incurren las administraciones locales en pre campaña electoral. Esterilizar a los gatos es bueno, hacerlo según el método CER es mejor.

El CER es un método que exige identificación de recursos y necesidades, planificación, coordinación, compromiso, adquisición de nuevas habilidades, negociación, comunicación, seguimiento y criterio para la evaluación. Una campaña puede ser una prueba piloto bien intencionada y actuar como germen del CER. O puede ser un espejismo que oculte la falta de ganas de hacer bien las cosas.

Una campaña puede ser destinar algo de dinero, como el que se dedica a la celebración de una carrera a la pata coja, o puede ser un arreglo con la clínica de un familiar para operar un número insignificante de gatos. Desde FdCats apostamos por el CER preferentemente frente a las campañas.

El CER de la misma manera que exige más esfuerzo, ofrece mucho mejores resultados. Muchas de las acusaciones de fracaso atribuidas al CER se basan en que este no ha sido el método utilizado.

Son muy numerosos los comentarios, las consultas y las estrategias que se han puesto en marcha ante el anuncio de un fondo estatal destinado a la gestión ética de la población felina. Contrasta con el posible desconocimiento de que otras administraciones, bien autonómicas o provinciales, también destinan fondos de ayuda a la CER. Todos los técnicos competentes harán bien de estudiar el catálogo de ayudas y satisfacer en tiempo y forma las solicitudes. Profesionales municipales y representantes veterinarios deben estudiar cómo aprovechar cada euro obteniendo y dando los servicios más adecuados al precio más justo. Vacunar, desparasitar, microchipar y esterilizar adecuadamente es algo que le debemos a los gatos de nuestras calles. Si no va a cambiar la opción veterinaria, no tiene ningún sentido incluir en las facturas los test ni los antibióticos intramusculares preventivos.

Todos podemos poner nuestro granito de arena y refuerza nuestro compromiso comunitario: Técnicos que negocian y supervisan correctamente, veterinarios y veterinarias que ganan lo suficiente sin especular, las asociaciones capturan, monitorizan y siguen al pie de la letra las indicaciones más avanzadas de los expertos.

Es fundamental que el dinero sea invertido con inteligencia, rigurosidad y buen tino. No es lo mismo una campaña que la aplicación del método CER. Cuando se buscan unos votos, un titular o la complicidad de alguna asociación, es más fácil que se promueva una campaña en lugar de desarrollar un proyecto CER que efectivamente reduce la población felina, merma el potencial zoonótico, mejora la convivencia y ahorra el dinero todos.

El único CER que no funciona es el que se desarrolla con el desorden, el desinterés y la inconsistencia de las campañas. Las campañas satisfacen algunos bolsillos, acallan algunas voces, compran algunas voluntades, entretienen a los gabinetes de comunicación y dibujan un tenue halo de popularidad a algunos concejales. Estamos seguras de poder contribuir a deshacer equívocos, a identificar las buenas prácticas, a acompañar a las mejores intenciones. Todos los municipios nuevos en la gestión ética o ya veteranos en vías de rehabilitación pueden contar con nosotras para entender qué hace del CER una gestión especialmente eficaz.

Os pasamos el  para que no os la den con «queso».
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